Sonidos del silencio

En el Tíbet entienden muchas cosas que en resto del mundo no nos atrevemos a comprender y mucho menos a expresar, este aprendizaje nace del más puro budismo que ellos practican.



“No soy ni el Ego ni la Razón. No soy la mente ni el pensamiento. No puedo ser escuchada ni descripta en palabras ni puedo ser captada por vía del olfato o de la vista. No puedo ser encontrada en la luz ni en el viento, ni tampoco en la Tierra o en el Cielo. Soy Conciencia y alegría encarnadas, Gloria de los Bienaventurados, yo soy.

No tengo nombre ni tengo vida, no respiro aire vital. No he sido moldeada por los elementos, ninguna cubierta corpórea es mi hogar. No tengo discurso, no tengo manos ni pies, ni medios para evolucionar. Soy Conciencia y alegría, bienaventuranza en la disolución. Dejo a un lado el odio y la pasión, he vencido la desilusión y la avaricia. Ningún indicio de orgullo me acaricia, por lo cual la envidia no alimento. Más allá de todas las creencias religiosas, por encima de la fortuna, por encima de la libertad, por encima del deseo, Soy conciencia y alegría, la Suprema felicidad es mi atuendo. Ni la virtud ni el vicio, ni el placer ni el dolor son mi herencia. Ni los textos sagrados, ni las ofrendas, ni las oraciones, ni los peregrinajes.

No soy alimento ni el acto de comer ni el que se alimenta. Soy Conciencia y alegría encarnada, Gloria de los bienaventurados yo soy. No soy pasible de muerte, no estoy dividida en castas ni razas. Ningún padre me ha llamado Hijo.

Ninguna atadura de nacimiento me aprisiona. No soy discípulo ni maestro, no tengo compinches ni amigos. Soy Conciencia y alegría, sumergirme en la Gloria es mi destino. No soy ni lo conocido, ni el conocimiento o El conocedor, sin forma es mi forma. Habito en los sentidos, pero ellos no son mi hogar. Serena y en equilibrio, no soy ni libre ni esclava. Soy Conciencia y Alegría y en la Gloria soy hallada". 

- FIN -

Post Data: Espero no equivocarme pero deseo comprender que la literatura y la poesía no les serán temas extraños, de ambas nace el Sonido del Silencio o si lo desean La Canción del Alma. Cuando estemos ofuscados, adoloridos, aturdidos, apenados o desesperados es preciso llevar a cabo una profunda inmersión hacia nuestra Alma despojándonos de aquello  que nos atormenta, donde solo hay silencio y absoluta paz, así encontraremos el confort que tiene un bebé en el útero de su madre, en absoluto silencio. Solo dentro de nuestras almas podremos despojarnos de aquello que nos atormenta y cuando estemos listos saldremos para continuar nuestras vidas en paz absoluta.


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